Esta industria situada en la Finca del Rocio, tuvo hasta el año 2000, aproximado, la función de envasado de diversos productos. En sus últimos momentos su producto estrella era el brócoli, un manjar de los dioses.
Aqui datos empresariales y esas cosas.
El caso es que entró en suspensión de pagos y aquello quedó abandonado. Con el paso del tiempo se mantuvo relativamente bien. Ahora la crisis le pega fuerte, y la gente se dedica a desmantelarlo para vender lo que se pueda. Algo comprensible.
Quizá podría haberse aprovehado para algo mejor, pero ahí se ha quedado. Unas fotos.
Se levanta el sol que a los olivos quema, los luceros se apagan en el cielo, la luna llena saluda al día creciente, mientras el canto de los grillos se reduce lentamente...
viernes, 18 de junio de 2010
jueves, 17 de junio de 2010
Día playero.
Ha llegado el buen tiempo. Las sudaderas y chaquetas se han replegado al armario y las chanclas vuelven a estar de 'moda'. Casi todas las playas llenas, se afana uno en buscar un cacho de tierra pa él. Y en un lugar ya conocido, me presenté lejos del turismo. He aquí la derecha e izquierda del lugar.
A mi derecha, la torre del Rayo (S.XVI), resto de las necesidades de los antepasados de esta tierra.
Por ahí sube la carretera a Garrucha y Mojacar, desde Carboneras.
Algunas familias andaban por alli, y algunas parejas tal como nosotros. Otros paseaban por un lugar tranquilo. Pero oye, no todo lo que brilla, oro. Si uno de los pocos cachos del Mediterráneo puro está masificado turisticamente, el resto está construido. Y pronto nos puede llegar a nosotros (la crisis del ladrillo ha retenido el negocio, pero el capital sigue existiendo para invertirse en tales cosas). Me refiero a esta cosa que estaba justo detrás de donde yo contemplaba, con tranquilidad, el cielo:
Después de muchos años, y los que faltan, de millones de dinero público que se derrocharán en expropiar y recuperar el lugar (si es que se hace) nadie irá a la cárcel. Destruir el litoral para construir mastodontes crea empleo y riqueza, pero a un coste tan elevado que no merece la pena. Además, cualquier tipo de coyuntura hace decaer el turismo, y por tanto esa riqueza no es segura, ni puede reciclarse como lo haría una industria. Por otro lado, el máximo beneficio queda en manos de los Señores Chorizos que han hecho sus "chanchullos" para poder construir.
Los que vivimos aquí vamos viendo como se masifica turismo y construcción, al mismo tiempo que se revaloriza el suelo de una forma irreal. La culpa no la tienen tan solo los cuatro listos que quieren enriquecerse; también los cuatro tontos que se dejan engañar por la bandera de lo natural y lo maravilloso y a los que luego les encantaría tener un hotel de 5 estrellas al lado de la playa.
Manda huevos, señores.
Noticia relacionada: El Supremo da vía libre a un hotel junto a las salinas de Cabo de Gata
A mi derecha, la torre del Rayo (S.XVI), resto de las necesidades de los antepasados de esta tierra.
Por ahí sube la carretera a Garrucha y Mojacar, desde Carboneras.
Algunas familias andaban por alli, y algunas parejas tal como nosotros. Otros paseaban por un lugar tranquilo. Pero oye, no todo lo que brilla, oro. Si uno de los pocos cachos del Mediterráneo puro está masificado turisticamente, el resto está construido. Y pronto nos puede llegar a nosotros (la crisis del ladrillo ha retenido el negocio, pero el capital sigue existiendo para invertirse en tales cosas). Me refiero a esta cosa que estaba justo detrás de donde yo contemplaba, con tranquilidad, el cielo:
Después de muchos años, y los que faltan, de millones de dinero público que se derrocharán en expropiar y recuperar el lugar (si es que se hace) nadie irá a la cárcel. Destruir el litoral para construir mastodontes crea empleo y riqueza, pero a un coste tan elevado que no merece la pena. Además, cualquier tipo de coyuntura hace decaer el turismo, y por tanto esa riqueza no es segura, ni puede reciclarse como lo haría una industria. Por otro lado, el máximo beneficio queda en manos de los Señores Chorizos que han hecho sus "chanchullos" para poder construir.
Los que vivimos aquí vamos viendo como se masifica turismo y construcción, al mismo tiempo que se revaloriza el suelo de una forma irreal. La culpa no la tienen tan solo los cuatro listos que quieren enriquecerse; también los cuatro tontos que se dejan engañar por la bandera de lo natural y lo maravilloso y a los que luego les encantaría tener un hotel de 5 estrellas al lado de la playa.
Manda huevos, señores.
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